La simbología que le des al fuego estará unida a tu perfil de creencias. En mi caso particular siempre he visto el fuego como una energía de purificación y transformación. Cuando quemas algo estás cambiando su estado y este concepto se utiliza de manera metafórica en rituales en dónde necesitas limpiar y modificar la energía respecto a un objeto, persona o situación. Cuando yo quemo algo lo que hago es transformar la materia o las situaciones para que estas dejen de afectarme de la manera en que lo estaban haciendo. En mis rituales utilizo el fuego para quemar mis viejas actitudes, la energía que tengo con ciertas personas y también como impulso para dar vuelta la página de mi vida. El fuego es también un catalizador que ayuda en la transición de un estado a otro.
Utilizar el fuego para hacer que algo se cumpla tiene sentido si lo utilizas para quemar aquello que te impide lograr lo que quieres que se cumpla. Por ejemplo: quieres mejorar la relación con una persona y sabes que tienes actitudes que no ayudan. Pues escribes en un papelito las cosas que no te ayudan (los obstáculos) y los quemas (los transformas). La idea es quemar el obstáculo y conservar lo que sí ayuda (el cariño). Para conservar lo que sí te ayuda, puedes escribir una carta a modo de recordatorio o llevar siempre contigo un objeto o tótem que represente los valores que quieres mantener (he visto a personas llevar cuarzo rosa en sus bolsillos para recordar que su motor es el amor, por ejemplo). Sea lo que sea que quieras conservar, guárdalo en un lugar secreto y protégelo: eso será señal de que quieres preservarlo a toda costa.
Haz arder lo que quieres transformar, guarda y conserva lo que quieres que siga. Esa es la máxima para mi.
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