A veces pienso en aquellas personas con algún problema mental diagnosticado, que se acercan al tarot en busca de alguna respuesta u orientación. Me pregunto cómo se puede diferenciar al consultante sano del que no lo está.
Lamentablemente, no hay forma de saberlo hasta que el consultante inicia la sesión y comienza a preguntarte de forma atípica algunas cosas respecto a su vida. Pueden pasar minutos antes de darte cuenta del desvarío del consultante o puedes pasar toda la sesión sin detectar nada. Ya sea porque la persona ha sabido disimular muy bien su problema o porque en realidad su problema no es tan grave cómo para hacerse evidente.
¿Qué hacer frente a alguien que mentalmente no está bien y se presenta a una consulta de tarot?
Yo he creado mi propio protocolo, para poder hacer frente a estas difíciles situaciones. Consta de tres puntos esenciales.
- Respetar y entender que estamos frente a alguien que no es consciente de todo lo que le sucede.
- Dirigir con calma y no intentar sacar provecho de la posición del otro.
- La compasión. Ese reducto sensible que se activa cuando sentimos profunda ternura por todos aquellos que deambulan el mundo perdidos y fragmentados.
Al combinar estos tres puntos básicos, uno debería ser capaz de entender que dar más consultas a alguien que no ha sacado provecho profundo de la primera sesión es inútil. Ya que lo que la persona necesita no es más información en su cabeza sino el sentirse cobijado por personas que busquen su estabilidad antes de exigirle decisiones y una dirección clara en su vida.
Porque a final de cuentas ¿Dé que sirve contestarle a un esquizofrénico si tendrá novia a futuro si en realidad su prioridad es curar sus brotes psicóticos con un profesional que pueda medicarle además de sostenerle junto a su familia en un camino de asistencia y curación mental profunda?
¿De qué sirve dar respuestas a un fragmentado si lo que necesita es cariño y consideración primero para así sentirse un poco más integrado con la sociedad? ¿De qué sirve el tarot para aquellos que tienen un tremendo agujero emocional y psíquico en sus almas si por su misma condición no son capaces de comprender las respuestas del tarot ni mucho menos aplicarlas?
Quizá el tarot está hecho para aplicarse en otros niveles, dirigiéndolo a personas conscientes que puedan entender y recibir íntegramente sus respuestas. Y esto último no debiese interpretarse como discriminación hacia aquellos que psíquicamente no están en las mismas condiciones que el resto. Al contrario, debiese entenderse como la manifestación de un profundo cariño y respeto hacia aquellos que hoy se mueven entre sombras de inconsciencia y que deambulan el mundo desvalidos y ajenos a la responsabilidad que significa el ser responsable de sus propios actos.
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