Las pajas mentales, la verdad y la espiritualidad || Reflexión.





Siempre he intuido que a la verdad se puede llegar de muchas formas. Es como el refrán que dice Todos los caminos llegan a Roma. Algunos eligen adoptar cierta doctrina o religión, otros eligen algún tipo de concepto pagano que les  ayude a encajar todo aquello que sienten con una idea o concepto que les permita verbalizar y comunicar su propio misticismo. Hasta ahí todo va bien pero el problema empieza cuando esos caminos que elegimos, esos puentes que cruzamos para llegar a la verdad se transforman en el fin último más que la propia verdad. Es como si de repente cada uno se quedase en su propio puente, defendiéndolo y fortaleciéndolo pero olvidando que este es solo un medio para llegar a otro sitio. Cuando pasa esto sucede lo que ya todos conocemos: personas de todas partes del mundo tirándose de los pelos para imponer su propio camino, mareando la perdiz con que es la única vía legítima para llegar a algo que llaman verdad pero que en realidad no es más que una paja mental enrevesada que más que abrir sus ojos les ciega aún más, haciéndoles olvidar que el pensamiento distinto, la variedad y los puntos de vista son algo inevitable e incluso útil para llegar a ese punto de comunión en dónde se expone esa esquiva verdad universal que muchos dicen tener pero que en el papel no tienen ni de broma.

Cuando la vida en el puente se hace permanente y uno olvida que hay algo más allá de esa estructura, entonces uno empieza con las pajas mentales. Cosas que llenan y llenan la mente de pura soberbia o éxtasis que al final nos hace engordar como pavos de navidad y que para lo único que sirve es para mostrar a los demás nuestro grotesco sobrepeso producto del fanatismo en el cual nos hemos quedado atrapados. Adiós a la verdad universal y chao a la búsqueda de una espiritualidad en común. El puente es todo lo que hay y como ridículos soldados lo protegemos, sin reparar que este es solo un medio que inicialmente decidimos tomar para llegar a dónde ya no recordamos porque seguimos metidos en una espiral de pajas mentales ideológicas que son pura vanidad y más paja. 

NOTA:
La imagen de portada corresponde al libro Cómo dejar de hacerse pajas mentales y disfrutar de la vida del escritor y psicoterapeuta italiano Giulio Cesare Giacobbe. La editorial encargada de distribuir este entretenido ensayo es La Esfera de los Libros.  Si quieres revisar las primeras páginas del libro haz clic en un enlace autorizado por la mismísima editorial AQUÍ. El libro lo encontré por pura casualidad ya que primero había escrito el artículo y luego me puse a buscar una imagen adecuada hasta que me topé con la de este libro que curiosamente hablaba también de las pajas mentales. Pura casualidad o pura sincronía.

IMPORTANTE:

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4 Comentarios

  1. Todos los caminos llevan a...¿quien sabe?. Por otro lado, también se pueden hacer pajas mentales y disfrutar de la vida.

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    1. Yo, de momento, no he conocido a nadie que se hagas mentales y viva feliz. Si algún día lo encuentro, escribiré un artículo para documentarlo.

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  2. Unas pajas mentales para pasar el rato. ¿Y si en el mundo no hubiese guerras, enfermedades, delincuencia, asesinatos...?. Sería un mundo muy distinto. Otra economía. Se perderían muchos puestos de trabajo entre militares, policías, abogados, jueces... Aparecerían otros puestos, claro. La mayoría de estos puestos desaparecerían aunque algunos se podrían recolocar en otras actividades: apagar incendios, socorrer en terremotos, limpiar montes y playas... Pero la gran mayoría tendrían que dedicarse a otra cosa y, si fuesen muy vocacionales de estas profesiones, tendrían que fastidiarse. Pero estaría bien que así fuese pues sería un mundo mejor, no perfecto, porque perfecto no hay nada y lo que beneficia a unos suele perjudicar a otros. Pero hay que elegir. Es complicado. Otra cosa serían las guerras voluntarias (con unos terrenos acotados para los que quisiesen combatir voluntariamente, siempre voluntariamente, gente que quisiese guerrear por los motivos que fuese, por adrenalina, por aventura, por estar cansados y aburridos de la vida...) o la delincuencia voluntaria, que delinquirían sólo entre ellos mismos. Y por hoy ya le vale.

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    1. Yo prefiero abrazar el mundo como es, con sus luces y sombras. Con amor ágape. Prefiero eso a las pajas mentales para pasar el rato. Aunque oye, respeto a quién quiera pasar el rato así.

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