El Ermitaño y su relación con la semana santa

La procesiones de Semana Santa recuerdan a la figura del Ermitaño, ese personaje introspectivo y silencioso que parece deambular por las calles, despertando recuerdos y pasiones de antiguas tradiciones.

UN EVENTO MÁS ALLÁ DE LA RELIGIÓN

Independiente de la religión que se profese, es inevitable no conectar con la seriedad del evento. Con la figura de personas encapuchadas o con capirotes que transitan por sitios que parecen retrotraernos a una historia llena de nostalgia. Quizá ellos, como el Ermitaño, nos recuerdan que dentro nuestro llevamos un personaje así. Alguien que intenta llevar luz a las calles oscuras, para transmitir un mensaje de esperanza y redención.

No soy creyente y sin embargo ayer me di el tiempo para mirar una procesión y no dejo de observar algo que me parece precioso y que va más allá de los símbolos, los pasos y las túnicas. Es darse cuenta cómo un montón de gente puede reunirse por un fin común y cargar con un peso de forma colectiva, para hacer el viaje más llevadero.

Ojalá en el resto de asuntos de la vida tuviéramos el mismo ahínco y pasión que se usa en tamaño esfuerzo social. En dónde sin importar los rostros y el dinero que se tiene, lo importante es trabajar en equipo. El asunto sigue siendo emocionante y totalmente rescatable. En esta ceremonia que no me pertenece y que sin embargo puedo apreciar, por esos detalles que me hacen reflexionar.

Foto: Pedro Armestre.