En uno de los foros de tarot en los que participo una mujer expuso una situación llamativa. Se quejaba de que las cartas no tenían lógica ni mostraban mensajes coherentes. Esto a propósito de un experimento que había hecho.
El experimento en el Tarot
Antes de salir a un evento la persona sacó una carta de la baraja para ver cómo le iría. Eso sí, no miro la carta porque su plan era poner a prueba el tarot. Iría al evento y al volver podría confirmar si lo que sintió encajaba con lo que aparecía en la carta.
Durante el evento lo pasó estupendo y llegó a casa contenta y renovada. Miró la carta que tenía guardada y se dió cuenta que era La Emperatriz. Entonces la persona se sorprendió porque no veía que la imagen de esa mujer tuviera nada que ver con lo que ella había sentido. Luego, fue al foro y nos contó a todos lo consternada que estaba con la inexactitud del tarot.
Contrastes y matices
Obviamente no fuí el primero en opinar, pero la mayoría nos dimos cuenta que había un error de interpretación. La Emperatriz es un personaje que forma parte de la realeza, tiene un estatus. Esto nos hace deducir que vive de forma cómoda y por tanto siente bienestar. A veces se puede asociar a personas íntegras y de carácter fuerte. Pero jamás la asociamos con debilidad o malestar ¿Alguien ve a La Emperatriz con problemas e incómoda?
Al contrario, su imagen nos impacta independiente de la baraja en la que la encontremos. Suele ser una mujer bella, que denota armonía e incluso independencia. Por lo mismo, encaja bien con el estado anímico de alguien que ha ido a un evento y lo ha pasado bien. La mujer ha llegado a su casa y se siente estupendamente. La experiencia le ha enriquecido, como a La Emperatriz.
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