The Great Hack - Somos información



Hace un tiempo escribí sobre la relación que existe entre la capacidad intrínseca de predecir que todo humano tiene de forma natural y ese aspecto, a mi parecer, mal entendido de la videncia, el tarot y todas esas artes que lamentablemente viven sumergidas en una nube de dudas e inventos estrambóticos. Quise conectar la ciencia, el aspecto cognitivo, con algo que no tenía piso racional alguno. No por capricho sino por puro cumplimiento del deber y apego a mi lado realista, en una búsqueda de una verdad que pudiera ser explicada de manera eficiente y sin dependencia de la fe ciega del resto.

EL GRAN HACKEO Y LA IMPORTANCIA DE LA INFORMACIÓN EN LOS TIEMPOS QUE CORREN


Revisando The Great Hack, un documental que habla de la filtración de datos que ocurrió hace un par de años con la empresa Cambridge Analtytica como protagonista y la ineficacia de FB para frenar algo que se estaba cocinando para modificar el comportamiento humano de ciertas personas indecisas o susceptibles a nivel político, no puedo más que reforzar aquella teoría de que los datos, nuestra información, sea digital o sea aquella que recogen nuestros propios sentidos son, aunque parezcan que no, algo realmente valioso y poderoso.

En su momento hice un paralelismo entre la triangulación de datos que hacen los grandes recopiladores de información en internet como Google y Facebook para ofrecer publicidad e información segmentada con la capacidad que tiene nuestra mente de crear sus propios mapas mentales para entender y predecir el comportamiento de otros. Algo clave en la práctica de la videncia o el tarot predictivo, en donde es importante ser medianamente inteligente y organizado mentalmente para captar de forma limpia y directa la mayor cantidad de estímulos del otro que además permitan deducir de forma más o menos precisa lo que hará, la forma en que esa persona influirá en otros y la reacción que otros tendrán con ella.

SOMOS INFORMACIÓN Y ES HORA DE QUE LO SEPAS


Lo que yo veo de ti, lo que tú muestras de ti te define y si somos extremadamente detallistas podemos contruir un completo perfil de personalidad de otros, lo que a su vez nos puede llevar a predecir su comportamiento. Pero eso es solo la punta del iceberg. 

Tal como lo expone The Great Hack, estas empresas y grandes corporaciones tecnológicas ya se han dado cuenta de ello y aplican modelos y algoritmos en enormes bases de datos (Big Data) intentando rastrear oleadas de comportamiento para así definir si es posible transformarlas, mediantes pequeños impulsos bien orquestados. Movimientos dirigidos especialmente a aquellos que no terminan de construir una personalidad férrea, segura e informada.

Pero estas empresas no se parecen en nada a un tarotista o vidente de la vieja escuela, que no necesita trucos para percibir cosas en los demas y recoger información de ellas de manera limpia, apenas echando un vistazo, oliendo o empatizando. Estas empresas se gastan millones de dólares en rastrear tus pasos en internet, en mirar las cookies almacenadas en tu ordenador, en intentar mirar tu ubicación y tratar de entender qué es lo que te gusta, que sientes y que piensas sobre tal o cual cosa. Son, por decirlo de alguna forma, un vidente tramposo. Un no-tarotista. Un prestidigitador que sabe lo que piensas y lo que quieres, pero porque te ha espiado a través de una web o de la enorme cantidad de aplicaciones que instalas sin saber a qué estás dando acceso.

Estas empresas hacen movimientos para acceder a ti. Movimientos dirigidos a las mismas masas de personas que se dejan arrastrar emocionalmente por noticias sin contrastar, por fotos falsas, por titulares creados a conveniencia para apoyar a tal o cual partido político. Todos aquellos que ven una publicidad de una cerveza bien fría y que a los pocos segundos abren la nevera para beber justamente esa cerveza que han visto.

Pero, haya calma. Dudo que exista una conspiración mega importante que quiera hacerse con la mente de las personas. Y dudo que eso sea lo que quieren exponer los creadores de The Great Hack

Lo que hay, como en todo ámbito de cosas, es alguien que quiere montar un negocio con aquello que parece rentable y que en este caso son los datos de las personas. Y es eso lo que nos muestra The Great Hack.

Y quizá, todo esto de la conectividad que mola y que nos lleva a ampliar los campos de información que nos rodean lo único que hace es hacer más evidente la estupidez de las masas. El gilipollismo que lleva incubando durante siglos y que fue el que permitió los apedreos en los tiempos antiguos, la inquisición, los perjurios de una sociedad a otra, los abusos producidos por el totalitarismo y todo aquello que no ha dejado más que cicatrices en la historia humana.

Porque en la antiguedad la ignorancia no era pública, no estaba interconectada ni se notaba como ahora que se hace evidente, en una red mundial en donde el lado deforme y gilipolla de la sociedad se ve cada vez más nítido. Y en donde ese lado gilipolla es altamente manipulable, tanto así para que estos prestidigitadores digitales aparezcan y hagan sus trucos de predicción.

Y esta exposición, este amanecer del gilipollismo es positiva, de la misma forma en que amanece y puedes ver el rostro de tu enemigo para atacarle de mejor forma. Pero ni esto es una guerra, ni el enemigo es real. Es un combate contra la propia estupidez humana.

Paradójicamente, la única guerra que nunca hemos combatido.

NOTA

El documental The Great Hack está disponible en Netflix y lo recomiendo, si quieres enterarte de las últimas tendencias en tecnología y la importancia que está tomando el tema de la información en la sociedad actual.




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