Hijos de la cuarta ola del feminismo




Recuerdo cuando, hace más de una década atrás, falleció mi madre y tuve la sensación de que debía agradecerle lo que había hecho por mí. Le escribí una carta que nunca leyó, pero que me sirvió para exponer todo lo que se había removido dentro de mí con su muerte. Después, pasé bastante tiempo es un estado hipnótico que me llevó a valorar mucho más la imagen de la mujer.

Era como si la pérdida de mi madre me hubiera hecho recordar lo importante que era el aspecto femenino. Una importancia que no solo se limitaba a la mujer como figura familiar (madre, abuela o tía) sino también como un aspecto arquetípico que engloba características únicas e intrasferibles que el arquetipo masculino no puede proveer.

Esto coincidió, en su momento, con lo que algunos llaman La Cuarta ola del feminismo. Una instancia histórica y difícil de identificar con años exactos, pero que aún parece estar influenciando a la sociedad. De manera positiva y generando un debate de igualdad necesario.

UNA DÉCADA DE INFLUENCIAS SOCIALES TRANSFORMADORAS


Ha pasado más de una década y sigo viendo un fuerte diálogo y esfuerzo por  empoderar la figura de la mujer. Un diálogo y una presión necesaria, como una fuerza que va tomando forma y va corrigiendo también sus propios pasos, como un feminismo sano y robusto.

Entonces me pregunto si yo, como muchos, vivimos la influencia de esta Cuarta ola del feminismo y fuimos transformados por ella en nuestras propias parcelas individuales. Si, como una unidad común, todos recibimos esa lluvia limpia y cristalina de pensamiento que nos pedía por dentro no olvidar la importancia del arquetipo femenino.

Hace diez años atrás yo tenía un aspecto más impulsivo e idealista. Sentía que había que defender a un arquetipo femenino invisible, algo extraño que no podía describir bien y que si embargo palpitaba en mí. Yo le llamaba "La Diosa", de forma metafórica. Una imagen, concepto o idea que estaba en mi cabeza y que pedía a gritos un poco de atención.

Algo me hacía pensar que podía perder algo para siempre, si no oía ese llamado a defender aquella imagen misteriosa que se dibujaba dentro de mí. Un aspecto psicológico, la parte emocional o todo aquello que está representado por el arquetipo femenino y que convive en todas las personas, junto con la contraparte masculina.

Entonces hoy, después de diez años, miro hacia atrás y veo como todo eso me ha marcado y veo lo importante que son las ideas y los movimientos sociales. Me veo a mi mismo como una hormiga en un engranaje gigantesco que se mueve por fuerzas sociales aún más grandes que los propios países y estados.

Siento que he participado de algo en lo que aún estoy involucrado, pero de manera distinta. De manera racional y auténtica. Sin perder ese sentido de la defensa de la igualdad que siempre, sin importar la década que haya experimentado, me ha parecido lo más razonable del mundo.

NOTA:

La imagen de portada es una ilustración de la carta de tarot La Papisa/Sacerdotisa, creación de la artista Valeria Araya.

Puedes visitar su página web aquí: https://onreivni.com/


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