FLEABAG, LA SUPERHEROÍNA...O NO
Fleabag es una serie de Amazon cuya protagonista principal es una chica con el mismo nombre que da título a la serie. De hecho, si uno escribe Fleabag en el traductor de Google aparece la definición bolsa de pulgas.
Por lo tanto, Fleabag no es un nombre en sí, sino un pseudónimo para describir a una chica de treintaypocos años que arrasa con una personalidad que va de lo perverso a lo profundamente tierno.
De hecho, yo me enganché a la serie por un mini trailer que vi en televisión abierta. A altas horas de la noche y resacoso, después de haber terminado de redactar unas lecturas de tarot que me habían pedido.
Conecté por los diálogos y porque me llamó la atención que la protagonista hablara de vez en cuando a la cámara, para involucrar aún más al espectador. Lo que se conoce habitualmente como romper la cuarta pared.
De hecho, y después de ver la serie, puedo confirmar que Fleabag es ácida y muy inteligente, especialmente para lo que le conviene. Pero quizá lo más sorprendente es que muestra una personalidad que rompe el típico paradigma de la mujer sensible, blandita y todo llanto.
Fleabag lo pasa mal, llora también. Pero en la mayoría de los casos muestra un aspecto tosco, casi como el de un carnero que se tira de cabeza contra todo. Sin pensar en las consecuencias ni en el qué dirán.
Mientras escribía esta reseña, se me vino automáticamente a la cabeza la imagen mitológica de Litith. La que, según cuenta la leyenda, fue la primera mujer de Adan. Con una características que, dependiendo del mito que leas, puede empeorar o mejorar la figura de esta mujer.
Para algunos, Lilith es un demonio. La maldad hecha mujer. Para otros, Lilith es una mujer de marcado carácter, dispuesta incluso a ir contra los designios divinos para cumplir con su voluntad.
Sea como sea, parece que Lilith siempre ha sido esa mujer tras bambalinas. Esa imagen políticamente incorrecta de la mujer y que la mayoría, especialmente la mayoría más retrógrada, pretende evitar. Algo que explicaría la buena prensa de una Eva casi angelical, como símbolo de la mujer sumisa que fue hecha de una costilla del hombre. Como si la mujer fuera una extensión del hombre y no un ser único y con el mismo poder que el hombre.
Por supuesto, Fleabag no va por ahí. Ella es la nueva Lilith. Cachonda física y mentalmente hablando. Depravada por momentos y hasta mentirosa compulsiva. Fuerte como un roble pero, al mismo tiempo, sensible a rabiar y pérdida. Buscándose a sí misma entre medio de sus emociones, sus líos amorosos, familias disfuncionales, un cura cachondo, la menstruación y un medio novio que es para tirarlo desde el balcón.
Eso es Fleabag. Un manifiesto revolucionario anti Eva. Un recordatorio a fuego y cañón, de un lado de la mujer que es necesario mirar y comprender también.
Como el fuerte de la serie está en los diálogos, tienes que estar concentrad@ para verla. Así podrás captar el humor negro y fino que abunda en cada capítulo.
Si pretendes hacer más de dos cosas mientras la ves, es mejor que la aparques para cuando puedas dedicarle tiempo.
También es importante poner atención al rostro de Fleabag y sus microexpresiones, que son un puntazo y muchas veces dicen más que mil palabras. Esto, además, te permitirá disfrutar de los momentos en los que rompe la cuarta pared.
De hecho, en la segunda temporada (no te diré en qué capítulo) eso se lleva a un nivel superior, creativo, chispeante y muy gracioso.
De momento hay dos temporadas de la serie Fleabag y las puedes ver en Prime Video, la plataforma de streaming de Amazon. Los capítulos son relativamente cortos (menos de una hora) y las temporadas tienen apenas seis capítulos. O sea, se ve en un suspiro.
Yo me zampé las dos temporadas en un par de días. Con calma y aprovechando los pocos ratos libres para mirar los capítulos desde el ordenador, cuando podía, o desde el móvil, cuando no podía o estaba en sitios en donde nadie podría imaginar que alguien puede ver una serie.
De hecho, yo me enganché a la serie por un mini trailer que vi en televisión abierta. A altas horas de la noche y resacoso, después de haber terminado de redactar unas lecturas de tarot que me habían pedido.
Conecté por los diálogos y porque me llamó la atención que la protagonista hablara de vez en cuando a la cámara, para involucrar aún más al espectador. Lo que se conoce habitualmente como romper la cuarta pared.
De hecho, y después de ver la serie, puedo confirmar que Fleabag es ácida y muy inteligente, especialmente para lo que le conviene. Pero quizá lo más sorprendente es que muestra una personalidad que rompe el típico paradigma de la mujer sensible, blandita y todo llanto.
Fleabag lo pasa mal, llora también. Pero en la mayoría de los casos muestra un aspecto tosco, casi como el de un carnero que se tira de cabeza contra todo. Sin pensar en las consecuencias ni en el qué dirán.
FLEABAG, UNA LILITH EN TODA REGLA
Mientras escribía esta reseña, se me vino automáticamente a la cabeza la imagen mitológica de Litith. La que, según cuenta la leyenda, fue la primera mujer de Adan. Con una características que, dependiendo del mito que leas, puede empeorar o mejorar la figura de esta mujer.
Para algunos, Lilith es un demonio. La maldad hecha mujer. Para otros, Lilith es una mujer de marcado carácter, dispuesta incluso a ir contra los designios divinos para cumplir con su voluntad.
Sea como sea, parece que Lilith siempre ha sido esa mujer tras bambalinas. Esa imagen políticamente incorrecta de la mujer y que la mayoría, especialmente la mayoría más retrógrada, pretende evitar. Algo que explicaría la buena prensa de una Eva casi angelical, como símbolo de la mujer sumisa que fue hecha de una costilla del hombre. Como si la mujer fuera una extensión del hombre y no un ser único y con el mismo poder que el hombre.
Por supuesto, Fleabag no va por ahí. Ella es la nueva Lilith. Cachonda física y mentalmente hablando. Depravada por momentos y hasta mentirosa compulsiva. Fuerte como un roble pero, al mismo tiempo, sensible a rabiar y pérdida. Buscándose a sí misma entre medio de sus emociones, sus líos amorosos, familias disfuncionales, un cura cachondo, la menstruación y un medio novio que es para tirarlo desde el balcón.
Eso es Fleabag. Un manifiesto revolucionario anti Eva. Un recordatorio a fuego y cañón, de un lado de la mujer que es necesario mirar y comprender también.
CONSEJOS PARA MIRAR FLEABAG LA SERIE
Como el fuerte de la serie está en los diálogos, tienes que estar concentrad@ para verla. Así podrás captar el humor negro y fino que abunda en cada capítulo.
Si pretendes hacer más de dos cosas mientras la ves, es mejor que la aparques para cuando puedas dedicarle tiempo.
También es importante poner atención al rostro de Fleabag y sus microexpresiones, que son un puntazo y muchas veces dicen más que mil palabras. Esto, además, te permitirá disfrutar de los momentos en los que rompe la cuarta pared.
De hecho, en la segunda temporada (no te diré en qué capítulo) eso se lleva a un nivel superior, creativo, chispeante y muy gracioso.
De momento hay dos temporadas de la serie Fleabag y las puedes ver en Prime Video, la plataforma de streaming de Amazon. Los capítulos son relativamente cortos (menos de una hora) y las temporadas tienen apenas seis capítulos. O sea, se ve en un suspiro.
Yo me zampé las dos temporadas en un par de días. Con calma y aprovechando los pocos ratos libres para mirar los capítulos desde el ordenador, cuando podía, o desde el móvil, cuando no podía o estaba en sitios en donde nadie podría imaginar que alguien puede ver una serie.
Si estás llena de dudas como Fleabag y piensas que el tarot podría ayudarte, contacta conmigo para una lectura de cartas. Para elegir el sistema de consulta que mejor se adapte a ti haz clic aquí.
Si quieres seguir mis peripecias en Instagram, sigue la cuenta @aquariantarot_
También puedes seguir mi Página de Facebook.
0 Comentarios