No es
raro que tarot y el concepto de azar estén emparentados. Cabe
recordar que el uso de las cartas de tarot como juego de azar se remonta a épocas
anteriores a su uso como sistemas adivinatorios
o terapéuticos. El uso, por decirlo así, más esotérico, es
relativamente nuevo y tiene que ver con vertientes ocultistas
que vinieron mucho después.
Por lo tanto, no debe sorprender que el tarot siga manteniendo un concepto azaroso parecido a tirar los dados y que forma parte del proceso de interpretación que algunos pretenden
relacionar con fuerzas misteriosas y conceptos que no existían
antes de la influencia del ocultismo.
AJEDREZ, TAROT Y AZAR
Hace poco, ví a alguien hacer un paralelismo entre una partida de
ajedrez y el tarot. En el ajedrez se habla de posibilidades de
jugadas que darán como resultado otras muchas posibilidades de
resultado. Algo que se parece a lo que sucede con las
cartas de tarot, que aparecen y que según la combinación que
formen, pueden dar resultados increíblemente variados.
Sin embargo, equiparar el juego del ajedrez con el juego del tarot
no es del todo acertado. Fundamentalmente, porque el ajedrez no es un
juego en donde funcione mayoritariamente el azar. Al contrario, es un ejercicio completamente racional y basado en la estrategia. Prueba de ello es la famosa Deep
Blue, una supercomputadora programada para jugar ajedrez y que en una
ocasión derrotó al hasta ese entonces, campeón del mundo, Garri
Kaspárov.
Y a pesar de que la derrota de Kaspárov produjo polémica, la existencia de Deep Blue dejó en evidencia que las jugadas en ajedrez se podían estudiar y programar, diferenciándose y por mucho de los procesos azarosos.
Y a pesar de que la derrota de Kaspárov produjo polémica, la existencia de Deep Blue dejó en evidencia que las jugadas en ajedrez se podían estudiar y programar, diferenciándose y por mucho de los procesos azarosos.
En el tarot, la cosa es completamente distinta.
Primero, porque no es una competencia y la meta final no es derrotar
a un oponente. Es cierto que las cartas podría compararse con las
figuras del ajedrez. Uno las toca y las mueve o elige, pero esto no
tiene nada que ver con la función de una figura de ajedrez que se
mueve con una estrategia destinada a lograr un resultado victorioso. Visto así, la elección de las cartas parece estar más relacionada con el proceso azaroso de tirar los dados que con la estrategia competitiva del ajedrez.
Por lo demás, en el tarot no hay un resultado esperable o buscado. En el tarot, el resultado
aparece mucho después, cuando ha aparecido un consultante con una
petición o pregunta. Entonces, cuando tenemos una pregunta, elegimos
cartas al azar para proceder al proceso de la interpretación y
respuesta.
AZAR Y DESARROLLO PREDICTIVO EN EL TAROT
Habitualmente, especialmente en el ámbito esotérico, se tiene la
creencia de que las cartas aparecen sobre la mesa por motivos místicos o a causa
de la sincronicidad. Esto produce que las cartas, por una especie de
orden invisible, se organicen de tal forma que respondan a la
perfección las dudas del consultante. Esto, por cierto, no tiene
ninguna base racional demostrada. Y aunque nos duela a todos, hay que
admitir que no es más que una creencia, generalmente envuelta en el
pack esotérico de muchas personas.
Entonces, para los que buscamos aspectos racionales y
lógicos en el tarot, la teoría de la sincronicidad o cualquiera otra incubada en una visión cuasi religiosa del tarot, no es suficiente para explicar el proceso de interpretación predictiva o terapéutica. Es por eso que tendemos de forma natural al concepto de azar, que explica sin muchos rodeos el porqué aparecen determinadas cartas sobre el tapete de un tarotista.
En este punto, más de alguien se preguntará cómo es posible que un
tarotista pueda prever o saber cosas de un consultante si las cartas
aparecen por azar sobre el tapete. Para responder a esa pregunta
puedes leer el artículo Por qué aparece una carta de tarot específica.
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