¿Qué es una predicción en el tarot y cómo funciona?

 

El concepto de predicción es algo que se utiliza mucho en el tarot y otras ramas esotéricas. Sin embargo, suele estar acompañado de mucha información confusa en donde intervienen otras definiciones como la de destino o fatum. Esto produce muchos problemas al consultante que, incapaz de comprender qué es una predicción y cómo funciona, no sabe cómo aplicar esta información en su vida.

En este artículo pretendo aclarar estos conceptos. Allanar el terreno para luego introducir de manera práctica el uso del tarot y la videncia en la búsqueda de respuestas para el consultante.



Definición de predicción




El concepto de predicción viene del latín Predictio que se traduce como Decir algo antes de que ocurra.

Es importante señalar que el concepto Predictio no aclara por sí mismo cómo es posible decir algo antes de que ocurra. La palabra únicamente señala el hecho. No dice que esto suceda por magia, porque existe un destino inexorable o porque un vidente lo dice.

Sin embargo, dado el contexto histórico del uso de la palabra, no sería extraño que en algún momento se utilizara para señalar algo dicho por una pitonisa u oráculo.




¿Por qué se cumple una predicción?





Cuando sabemos lo que es una predicción, lo que más interesa es saber por qué ocurre. Sin embargo, la respuesta a esta pregunta depende de la perspectiva desde la cual se esté analizando el concepto.

Yo, para no marear mucho, voy a explicar las dos formas usadas para explicar una predicción. La mágica o supersticiosa y la científica o racional.


La forma supersticiosa




Esta forma está sujeta a creencias y no necesita ser verificada de ninguna forma empírica. Esto implica que en ella pueden entrar mitos y leyendas de todo tipo, como que un hombre misterioso fue capaz de predecir hechos que sucedieron después de años. Aquí también entran los conceptos de pitonisa, presagio y cualquier otra forma de adivinación.



La forma científica




Esta forma implica un estudio del pasado y el descubrimiento de patrones asociados a circunstancias y factores que se pueden estudiar de manera concienzuda. Esta forma, verificada de forma empírica, puede derivar en las distintas facetas predictivas que conocemos hoy en día como, por ejemplo, el pronóstico del tiempo.



Estudiar el pasado, buscar la repetición y descubrir patrones




Cuando oyes el concepto de estudiar el pasado cuesta entender como eso puede llevar a generar predicciones. Pero el sistema no es muy difícil de entender, si se explica correctamente.

Cuando tú analizas los hechos ocurridos puedes trazar una línea de tiempo en donde puedes ubicar cada suceso o factor que desencadenó ese hecho. De esta forma, como si fueras un detective, eres capaz de reconstruir el escenario en donde suceden las cosas.

Entonces, cuando tú aprendes a identificar los factores o circunstancias que pueden producir determinado evento, los puedes predecir. Pero, para que eso sea posible, debe existir otra cosa muy importante. Los patrones y la repetición. Es decir, cuestiones que siempre ocurren para producir determinado resultado.

Por lo tanto, si tú estás un sitio en donde existen patrones y repetición, puedes predecir sucesos si estudias y aprendes a detectar esos patrones.

Por ejemplo, en un partido de fútbol sabes de antemano que para que se produzca un gol, el jugador debe mover la pierna en determinada dirección y golpear la pelota.

Por lo tanto, sabes que hay un patrón que implica que el futbolista mueva su pierna para que ese gol se produzca. Entonces, puedes predecir que el jugador moverá su pierna antes de hacer un gol y siempre acertarías en tu afirmación porque lo que has hecho es descubrir un patrón.

Otra cosa es que el movimiento de la pierna finalice o no un gol. Algo que dependerá de otros factores en donde no siempre existe un factor de repetición y que, en muchos casos, puede obedecer a factores aleatorios.

Lo importante en este caso es que el patrón “mueve la pierna” aparecerá en todas las ocasiones que finalizan en gol.

Lleva ahora este concepto a otros ámbitos. Por ejemplo, puedes pensar que detrás de cada discusión de pareja, hay un inicio tenso que luego empieza a subir de tono y gravedad. Tienes, entonces, el patrón “Tensión” y “subir tono”. Por lo mismo, cuando detectes esos patrones en un entorno, incluso si no es de pareja, podrás predecir que luego viene la discusión gorda, el clímax del conflicto.

Este tipo de ejercicios los puedes aplicar en muchísimos ámbitos. Algo que, tarde o temprano, te ayudará a descubrir un montón de patrones que se repiten en determinadas circunstancias. Lo que, a su vez, te ayudará a predecir sucesos.




El Challenger: una predicción cumplida





En los años 80 la NASA estaba completamente enfocada en su programa de transbordadores. Unos aparatos que eran capaces de orbitar en torno a la Tierra para distintas tareas útiles, como poner satélites en órbita o hacer estudios de la atmósfera y el espacio.

Pues bien. Uno de estos transbordadores explotó después de despegar. Una tragedia que ocurrió en 1986 y que terminó matando a los siete tripulantes de la nave.

El accidente, además de grave, desató una enorme polémica pues cuando se inició la investigación de rigor se descubrió que los ingenieros a cargo de la fabricación de uno de los cohetes que propulsaban el transbordador, habían advertido del peligro que existía con las juntas tóricas, un sistema que permitía sellar los cohetes y evitar así que el calor interno o cualquier otro material producido en el interior de ellos estuviera en contacto con los elementos externos. Algo que si ocurría, podía desencadenar un desastre.

Las juntas tóricas perdían efectividad con el uso y las bajas temperaturas. Dos condiciones que se cumplieron el día del accidente y que habían sido predichas por los ingenieros a cargo del cohete. Esto, porque habían estudiado el desgaste que estas juntas presentaban y porque hicieron pruebas a temperaturas bajas para confirmar que su predicción era acertada.

Los ingenieros, literalmente, estudiaron el pasado, lo observaron y crearon una línea de sucesos para determinar porque ocurría el desgaste de las juntas tóricas del Challenger. Esto, además, les llevó a predecir el accidente tal cual sucedió.

Lamentablemente, las prisas de la NASA combinadas con la presión de los directivos de la empresa contratista que fabricaba los cohetes, llevaron a decidir lanzar el Challenger. Eso, pese a la negativa de los propios ingenieros de la empresa contratista.



¿Las predicciones siempre se cumplen?

 
 

El principal problema que aparece cuando hablamos de predicción en el ámbito esotérico es que muchas personas creen que esas predicciones forman parte de un destino inexorable escrito por los dioses. Una idea arraigada en la superstición que, a su vez, alimenta el miedo de que una predicción congela el futuro.

Para demostrar la falacia de esta creencia, revisemos el caso del Challenger. En esa situación, el futuro se había previsto de forma bastante certera y las causas no tenían nada que ver con dioses o Fatum. Los motivos eran mecánicos y físicos. Algo que los ingenieros conocían bastante bien.

Por otro lado, el desastre no sucedió por fuerzas sobrenaturales. Ocurrió por la irresponsabilidad de los directivos y jefes que apostaron por lanzar el artefacto al espacio a pesar de que todas las señales indicaban que eso se convertiría en una tragedia.

Esto, por supuesto, no indica que las predicciones siempre se cumplan a rajatabla. Solo certifica que, existiendo predicciones, sigue habiendo personas estúpidas e irresponsables que no toman en consideración esta información para evitar que esas predicciones se cumplan.

Algo que no solo se puede extender al tema del Challenger, sino a cualquier otro. Como, por ejemplo, un problema familiar, una relación de pareja o hasta una situación laboral complicada.



Las predicciones malas existen para ser evitadas




Cuando tú entiendes que las predicciones no tienen nada que ver con superstición, Fatum o fuerzas sobrenaturales, comprendes que estas son una forma de mirar el futuro, considerando una serie de factores en donde se incluye el estudio del pasado.

Y si existen, son para ponernos en alerta respecto a las cosas que estamos haciendo mal. También nos ayudan a posicionarnos respecto a cosas que no podemos cambiar, pero a las cuales nos podemos adaptar.

Por lo mismo, que un vidente, tarotista o quién sea prediga que tu relación se va a ir a la mierda, no siempre implica que eso vaya a suceder inevitablemente y sin que tú puedas hacer nada. En muchos, indica que aún tienes cosas por mejorar y si se predice un acontecimiento negativo es para que logres anticiparte a él.



Pero, entonces, ¿el futuro puede cambiar?




En muchos casos sí. De hecho, el futuro al que la mayoría de personas se refiere no es más que el resultado o consecuencia de actos y eventos que se pueden identificar. No siempre, pero sí en muchos casos.

Por otro lado, aquellos resultados o futuros que no podemos prever no ocurren por la fuerza del destino, sino porque desconocemos las variables que los producen y que, en rigor, nos permitirían evitarlos en según qué casos.



Si el futuro puede cambiar ¿De qué sirve predecir?




Pregúntaselo a los que hacen el pronóstico del tiempo. Si las predicciones que hacen son aproximadas y nunca cien por cien exactas porque las condiciones pueden cambiar ¿para qué predicen?

La respuesta es sencilla. Porque aunque no existe un nivel de certeza absoluto, aquellas predicciones se acercan muchísimo al resultado final.

Esto ayuda a otras personas a prever ciertas circunstancias climatológicas. Ya sea para protegerse de tormentas, lluvias o eventos desfavorables.

Lo mismo que sucede con cualquier otro sistema de predicción, incluido el tarot y la videncia. No son sistemas que puedan garantizar un cien por cien de acierto, pero si son eficientes y se ejecutan de manera profesional, pueden ofrecer visiones bastante claras y acertadas de lo que sucederá.

Entonces, cuando las personas tienen una descripción del posible resultado o futuro, pueden gestionar esa información para adoptar ciertas conductas y actitudes que les permitan afrontar aquello que se ha pronosticado. En algunos casos, incluso, evitarlo.

Algo que le habría venido muy bien a los sietes pasajeros del Challenger y a cualquier persona que se dirige hacia una catástrofe anunciada pero, a todas luces, evitable.


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Imagen de portada:
Priestess of Delphi (1891) by John Collier.

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