La historia de esta película se centra el protagonismo que adquiere un hombre al transformarse en el único sobreviviente de un accidente de tren en dónde prácticamente era imposible que saliera alguien vivo. Médicos y su propia familia quedan estupefactos y esta presión comienza a remover sensaciones en él y su hijo pequeño que cree firmemente que su padre es un superhéroe. Paralelamente entra en acción un misterioso personaje que intenta contactar con el sobreviviente para informarle que su condición en el tren no es producto del azar sino la consecuencia de un poder no reconocido en él y que ahora es tiempo de sacar a la luz, algo que entusiasma aún más a su hijo quién ve en su progenitor el cumplimiento de un sueño largamente esperado. De ahí en adelante comienza un viaje de reconocimiento en dónde el sobreviviente encontrará una respuesta a su persistente apatía y depresión, además de recibir una revelación inesperada.
ASPECTOS SIMBÓLICOS
El paralelismo entre el poder oculto del protagonista y nuestros propios dones resulta evidente. La película expresa con claridad el sinsentido que siente cualquier persona que no encuentra su lugar en el mundo y que va a la deriva respecto a sus cualidades y aptitudes personales, en dónde solo a través de una búsqueda instintiva es posible comprender y reconocer las capacidades ocultas. Sin embargo este viaje de reconocimiento no puede hacerse solo y necesita del empuje de aquellos que sueñan y nos imaginan en nuestra versión mejorada y que se corresponde con el ideal que existe también dentro nuestro. Visto así, la búsqueda y apatía del protagonista es el mismo escenario de muchísimas personas que al no encontrarse a sí mismas vagan sin rumbo a la deriva, prisioneras de una limitación que apaga por completo su entusiasmo.
El hijo del protagonista y su incansable fe representa metafóricamente ese aspecto infantil que vive en cada uno de nosotros que cree que todo es posible y que confía en un algo más allá de la experiencia cotidiana y restringida. Entonces prestar atención al niño significa seguir los dictados de una fe inocente e inquebrantable que muchas veces es opacada por la racionalidad y limitación de un mundo que nos educa como si fuesemos objetos de producción masiva sin virtudes ni diferencias unos de otros. El protagonista oye a su hijo pero también se oye a sí mismo. Contacta con esa voz interior que le susurra el misterio de su existencia que siendo a primera vista algo poco creíble se transforma con ayuda de la confianza en un hecho palpable y verificable.
El misterioso personaje que intenta contactar con el sobreviviente también es un aporte aunque su desenlace final invite a una profunda reflexión. Independiente del interés que tenga en que el protagonista descubra su poder, ineludiblemente su influencia es útil porque junto a la voz del niño logran despertar al héroe dormido oculto detrás de la apatía del sinsentido. Así mismo nos sucede a nosotros: luchamos contra nuestra propia falta de fe y desinterés, perseveramos contra viento y marea para encontrar nuestro verdadero rostro que es finalmente lo que nos devuelve la esperanza y aquella alegría que solo puede sentir alguien que descubre su don.
IMPORTANTE:
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