¿Por qué los videntes no aciertan el número de la lotería?

 


Si eres vidente puedes acertar el número de la lotería. Esa es una de las afirmaciones más recurrentes entre las personas que, escépticas, desean poner a prueba las capacidades de un vidente. Sin embargo, la frase no es muy inteligente y deja entrever lo poco que saben las personas sobre el funcionamiento de esta capacidad de ver más allá.

Para empezar, habría que preguntarse por qué personas que no tienen idea de cómo funciona la videncia creen que tienen el método infalible para verificar esa capacidad en otros. Esto es tan absurdo como que una persona que no tiene idea de medicina invente un método para confirmar si otra persona tiene el conocimiento adecuado para hacerse llamar médico.

Lo lógico es que los que trabajamos con este tipo de temas expliquemos a otros cómo sentimos y experimentamos la videncia. De esta forma, podemos dar directrices que permitirán a otras personas saber si realmente están delante de un vidente.



Opiniones sobre videncia



En España se suele utilizar la expresión “cuñado” para definir a personas que, sin ser expertos en algunos temas, tienen una capacidad increíble para opinar sobre ellos. Tanto así como para señalar cómo deben hacerse las cosas en ingeniería, fútbol y muchos otros asuntos. Esto, sin ser expertos en esas cuestiones o sin tener ni pajolera idea de ellas.

De ahí la expresión graciosa y con un punto crítico para señalar a personas que van de listos y ostentan un conocimiento que en realidad no tienen. Como familiares indirectos o políticos que se meten en asuntos familiares en donde no pintan nada.

Pues bien, en videncia, como en muchos otros temas, también hay cuñados. Gente que sin ser vidente, dice saber todo sobre ellos e incluso ofrecer métodos para su verificación. Lo que, por supuesto, no tiene mucho sentido.




La videncia no es omnisciente



Una vez que entendemos que una persona que no es vidente no puede ofrecer consejo para saber quién lo es y que hay cuñados por todas partes opinando sobre lo que debe hacer un vidente, queda aclarar otro mito. El de la omnisciencia en el tarot.



¿Qué es la omnisciencia?


La omnisciencia es la capacidad de saberlo todo. Una cualidad que, en religión, se le atribuye de forma exclusiva a Dios.

El concepto es bastante antiguo y tiene raíces en el latín, combinando las palabras Omni, Scire y Ente, que quieren decir Todo, Saber y Agente, respectivamente. Conformando así la idea de una entidad que tiene la capacidad de saber hasta lo que comiste hace dos años, a las 14:35 con 55 segundos.

Ahora bien, el concepto de Omnisciencia también se puede utilizar en literatura en donde existe el concepto de Narrador omnisciente. Algo que hace referencia al escritor que escribe, por ejemplo, una novela, y sabe todo sobre la historia y los personajes. Una posición narrativa que le permite interactuar mucho mejor con los lectores, revelando detalles o dando giros inesperados para crear más expectación en relato. Es decir, actúa como si fuera un pequeño Dios.

Pues bien, por esas cosas de la desinformación y también por los cuñados, a los videntes se nos suele considerar omniscientes. Es decir, con la capacidad de saberlo todo, incluyendo el año de nacimiento de una persona, la hora en la que eructó por primera vez y, por supuesto, los números de la lotería.

Literalmente, se nos pone en la posición de Dios. Algo que, por supuesto, no tiene ni pies ni cabeza y no resulta razonable para explicar las capacidades de un vidente.




¿Cómo se expresa la videncia?



Lo primero que hay que aclarar al hablar de videncia, la capacidad de ver más allá, es que esta se puede expresar de muchas formas distintas.

Hay personas que tienen visiones a través de sueños, otras no tienen visiones, pero perciben de forma sensible y hay otras como yo, que ven imágenes superpuestas a la realidad. Como quién tiene unas gafas de realidad aumentada que puede ver cosas que se suman a la realidad habitual que nos rodea.

¿Es una de estas expresiones de videncia mejor que la otra? No, en absoluto. Dependiendo de la persona y la capacidad que tenga ella de trabajar con esa capacidad, los resultados pueden ser bastante buenos. Es decir, una persona que ve cosas en sus sueños puede obtener resultados predictivos o una visión tan potente como alguien que ve imágenes o alguien que siente cosas.

Por lo mismo, intentar encasillar la videncia en un único sistema sería un error. Hay muchas formas de expresar esta capacidad y las que yo he mencionado son solo algunas de ellas.

Entonces, para identificar a un vidente, tenemos que comprender cuál es la expresión que este usa para ver o percibir esas cosas que parecen estar más allá de lo aparente. No podemos medir con un único sistema y la cosa no es tan sencilla como crear unas preguntas estándar para examinar dicha capacidad.



Las preguntas del cuñado



Alguien que para verificar la eficacia de un vidente propone hacer preguntas del tipo ¿En qué año nació mi madre? ¿A qué se dedica mi padre? ¿De dónde son originarios mis abuelos? O ¿Cuáles son los números de la lotería? Confirma dos cosas. Que no es vidente y poco sabe de esta capacidad.

Esto, cuando ya hemos dejado claro que los videntes no son omniscientes y no pueden saber todo. Tampoco conocen todos los detalles de tu vida a voluntad y te pueden decir lo que desayunaste hace 10 años sin pestañear y con una precisión matemática. ¡Ya quisiéramos ser así!

De hecho, sucede al revés. Un vidente te puede decir cosas increíbles de ti sin que tú le hayas preguntado nada. Puede mencionar cosas privadas, pero sin la presión absurda que ejerce tu pregunta que busca poner a prueba de manera mezquina e ignorante al vidente de turno.




¿Cómo reconocer a un verdadero vidente?




Reconocer a un verdadero vidente es algo más intuitivo y sutil. Es tan sencillo como guardar silencio y dejar que él te hable de lo que percibe de ti y de lo que has vivido. Puede que durante su conversación te dé datos exactos, pero si eso sucede, sucederá de manera natural, sin que tú digas nada.

Lo anterior no quiere decir que el vidente siempre tenga que dar datos exactos. Muchas veces la videncia se expresa como una nube de imágenes, sensaciones o visiones en sueños que a veces cuesta muchísimo descifrar. En algunos casos, el vidente funciona de manera muy parecida a cómo lo hacía el Oráculo de Delfos en donde había una Pitonisa que decía cosas bastante confusas y que los visitantes al oráculo debían descifrar. Algo que también sucede con los chamanes.

Pero aquí también hay que matizar cosas. Un vidente no siempre hablará de forma confusa. Muchas veces dirá cosas con bastante precisión, tanto así como para ponerte la piel de gallina con sus declaraciones.


Una experiencia que resuena



Un vidente es lo más parecido a una antena de alta potencia que es capaz de recibir mucha información del entorno. Y si este no es capaz de dirigir todo ese caudal de datos y sensaciones, puede verse afectado a nivel psíquico y emocional. Por lo que a veces pueden resultar confuso y otras ostentar una precisión pasmosa. Algo que dependerá de la madurez y su propia capacidad de dirigir sus visiones, imágenes o sensaciones a buen puerto sin perder el control de sí mismo y de su mente.

Entonces, si quieres reconocer a un verdadero vidente, no le cuentes cosas de tu vida y deja que él hable de ti. Si le haces preguntas, no le hagas una introducción a ellas ni le ofrezcas prólogo alguno. Tú permite y deja espacio a que sea él o ella quién descubra quién eres y qué es lo que sientes.

En rigor, un verdadero vidente dirá cosas que te resuenan mucho. Y si eso sucede, es porque ha tocado puntos sensibles de tu vida y está sumergiéndose en ella para descubrir las claves de tus problemas. También podrá actuar como guía para mostrarte caminos u opciones de solución, en caso de que tú le pidas orientación.

Desde mi perspectiva de vidente y la forma en que yo la experimento, cuando algo resuena mucho en la otra persona, tanto como para activar la emoción y el llanto, eso es una señal inequívoca de que ha pasado algo especial entre el vidente y la persona que lo visita.

Se ha producido una conexión especial que no es necesario verificar con las absurdas preguntas del cuñado de turno que no tiene la más mínima idea de cómo funciona la videncia. Ha ocurrido algo que percibes como infalible, mágico y sanador. 



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Imagen de portada:
Alejandro Garay, Pixabay (Enlace)


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